Este es un mal de nuestra época. El acceso constante a la tecnología y el flujo de información que tenemos en estos tiempos puede resultar en una sobrecarga cognitiva. Esto es que manejamos un flujo de información mayor al del que nuestro cerebro tiene la capacidad para procesar. Hoy un niño de 7 años con acceso a un celular maneja más información que un emperador romano en su época. Es así que nuestra capacidad para pensar e imaginar se puede ver hiper-exitada. Esto conlleva a una serie de respuestas en el cerebro que conducen al agotamiento, pudiendo producir además:
-Alteraciones del sueño
-Dolores de cabeza o musculares
-Irritabilidad
-Dificultad para lidiar con las personas lentas
-Sufrimiento por anticipación
-Olvidos y déficit de memoria
Si bien la tecnología no es la única causa del pensamiento acelerado, contribuye significativamente para quienes ya tienen esa predisposición. Sentir que “nuestra mente no para” activa la respuesta hormonal del estrés (como el Glutamato, CRH y Cortisol) y de permanecer en el tiempo esto lleva no solo a un detrimento en la calidad de vida, sino también en la salud.
Detenernos, prestar atención al momento presente, conectarse con la naturaleza y con los sentidos es esencial para que el balance y el equilibrio de nuestro cuerpo y nuestro cerebro se re-establezcan y así poder vivir bien.
Comments